Aunque ahora es una residencia muy famosa y con un estilo encantador, muy pocos conocen la historia verdadera, detrás de “El Pinar”.
Durante varios años, esta imponente casa estuvo en completo estado de abandono y poco a poco, comenzaban a notarse los daños en su estructura y construcción. La gente que pasaba por ahí, la miraba con lástima pero también con miedo, porque hacía sentir nervioso e incómodo a cualquiera.
Cuenta la leyenda, que a finales del siglo XIX, esta mansión fue habitada por un matrimonio de origen portugués y que nunca tuvieron hijos. Parecían ser una pareja poco común pero convivían normalmente.
No fue hasta años después, que la mujer condeno su vida al ser mordida por un murciélago y se contagió de hidrofobia (Rabia), enfermedad para la cual no existía cura.
El marido, que se encontraba desesperado, solo tuvo opción de encerrarla en una habitación y rogar por descanso eterno, sin embargo, los vecinos de la zona escuchaban diariamente los desgarradores gritos y lamentos de la mujer, que sufría de dolor y malestares.
Muriendo de una forma horrible, la mujer causo su propio deceso, mordiéndose a sí misma.
Tras el terrorífico deceso de su esposa, el viudo dejó la mansión y se cuenta que regresó a su país, pues nunca más se supo de él.
La casa de Mérida quedó en el abandono por décadas hasta que finalmente fue comprada y restaurada.
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