Tzukán, la serpiente protectora de cenotes Para la cultura maya, los cenotes eran portales sagrados que conectaban el mundo de los vivos con Xibalbá (el inframundo), pero tenían un guardián. Cuenta la antigua leyenda que de todas las serpientes que habitaban la Tierra, Tzukán, protectora de grutas y cenotes, era única por su gran tamaño y misticismo. Durante la primera sequía del imperio maya, hace miles de años, se le encomendó a Chaac, Señor de la Lluvia, recoger el agua del subsuelo y llevarla al resto del imperio maya. Chaac montó una bestia alada y buscó el precioso líquido por todas partes, pero los lagos, ríos y cenotes estaban secos. ¿Dónde estaba el agua? Fatigado por la búsqueda, el Señor de la Lluvia decidió descansar un poco y se sentó sobre un tronco, pero este comenzó a moverse. La deidad y su animal se espantaron al ver que no se trataba de un pedazo de madera, sino del cuerpo de una enorme serpiente. Hambriento, el reptil abrió las fauces y de un sólo bocado devoró a la...